¿Y si pudiéramos identificar plantas no por vista, sino por el sonido? No es del todo imaginario: cada planta, genera una serie única de sonidos –una firma auditiva, si usted prefiere- influenciada por su fisiología. Pero esos sonidos, habitualmente dentro del rango ultrasónico, no son percibidos por nuestros oídos.
Los biólogos han sabido por mucho tiempo que el aire y el agua moviéndose a través del sistema vascular de la planta hacen aquello a lo que podríamos pensar como latidos del corazón, hipo y tos. Un proyecto suizo llamado simplemente «árboles» tiene como objetivo investigar las emisiones acústicas de las plantas. Al igual que un médico podría colocar un estetoscopio sobre su pecho, escuchar sobre las plantas podría ser una manera de monitorear su bienestar. Los pops de una membrana de ruptura en el sistema vascular del árbol, por ejemplo, podrían ser una señal de lo bien que las plantas responden a la sequía.
El proyecto surge de la colaboración entre el «Institute for Computer Music and Sound Technology, y el «Swiss Federal Institute for Forest, Snow and Landscape Research», y es tanto arte como ciencia. Una instalación de sonido envolvente de las grabaciones de los árboles fue exhibida en el Swissnex San Francisco en 2012. Si se cierran los ojos, estando de pie ante esa maraña de micrófonos, serás transportado a un bosque auditivo- aunque no necesariamente te sea familiar. En lugar del susurro de las hojas o las ramitas rompiendose, oirías chasquidos, clics y silbidos.
Los árboles no pueden saltar ni volar, pero son dinámicos dentro de su modo tranquilo. Es notable, si se piensa en ello, que la mayor parte de la masa de la madera proviene de átomos de carbono que una planta sacó del aire. Estas grabaciones dan voz a procesos generalmente silenciosos, que nos recuerda la dinámica sutil de los árboles. [Marcus Maeder]